miércoles, 26 de noviembre de 2008

El prisionero y la Puerta

Yo estaba en mi celda escribiendo poemas e himnos. De repente, una puerta se abrió en mi desolada prisión y un quejido amargo cubrió todo el ambiente. Del otro lado de la puerta habló la Muerte, con una voz que parecía una maquinaria industrial:

—Hola, Prisionero. Me encomendaron informarte que Tu Libertad se acerca.

—Pero ¿por qué Mi Libertad está en boca de Mi Muerte?

—Porque si atravesás esta puerta podrás ser libre: de este lado de la puerta hay un Laberinto Imposible semejante a tu Alma, que sólo vos sabrás recorrer para encontrar Tu Libertad. Ese Laberinto contiene una Puerta, cuando la encontrés abrila y verás una luz que te cegará, y sólo podrás ver una pequeña piedra con diminutas Fieras Impúdicas Acechándote, porque en ese instante, una fuerza extraña te perderá en un bosque, con pantanos atestados de cólera donde esas Fieras Impúdicas te acecharán: ese bosque está dentro de la piedra diminuta.

—¿Qué debo hacer ahora? —dije ingenuamente.

—Tenés que Salvarte y Te Librarás.

Y la puerta se cerró. En el umbral había un mensaje:

Yo abrí la Puerta para que sepas exactamente lo que hay.

Ahora tenés la Libertad de abrirla.

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